domingo, 22 de marzo de 2009

El banco que apareció

Ya se que no es en sí amenazador pero me preocupa. No me asusta pero me inquieta. En mi barrio las cosas no cambian, se deterioran, si, pero es distinto, se desconchan, se despintan, se rozan, se rompen y en todo caso mueren o se van pero nunca aparecen. Y se que no estaba allí anoche porque a las dos de la madrugada cuando volvía yo muy rítmica del concierto de Ara musa honra , cansada de tanto contoneo y baile, antes de abrir el portal , por no llegar de repente así de animada y exhausta, me senté en el suelo de cemento con la espalda apoyada en la pared, justo al lado de la ventana de la señora polaca que vive en el bajo, ahí donde ahora está el banco y ya digo, entonces no había nada, estuve jugando con las pinochas del suelo, hice un rayón con mi llave en la pared, tiré mi entrada al suelo, me averguenzo pero lo hice y lo cuento para que se vea que mantengo intactos los recuerdos, y ya mas repuesta me levanté, confieso que un poco tambaleante, no era el alcohol, solo el sueño, para irme a la cama. Y hoy, cuando a las nueve en punto, ni un minuto más, salgo para pasear a los perros, lo encuentro allí, un banco azul y bastante delicado, viejito de uso y medio simpático, de caracter familiar como para confundir y hacernos creeer que pertenece al barrio desde siempre . Y lo grave es que nadie se extraña ni recuerda su ausencia , he preguntado al del puesto de periódicos, a la de la farmacia, al portero del inmueble vecino, a todos les parece natural, dicen que siempre estuvo allí, se ve que ha conseguido engañarles. Lo se, no es amenazador en sí pero me preocupa, no me asusta pero me inquieta, estas cosas no debían ocurrir en mi barrio.