
Con la sobrenatural serenidad del entusiasmo hemos comido las albondigas de Margarita y el pan de payés del claustro con aceite de Maritja, tomates de nuestro huerto, y sal de Es Trenc. De postre, ciruelas y albaricoques criados en casa. Aquí nada es anónimo, todo tiene su de quien y su de donde.