Hoy solo pensaba plantar unas matitas de hierbabuena pero me lo he pensado tres o cuatro veces y al fín he osado, he tomado el muro.
Gracias a las periódicas acciones de Justicia Jardinera, el Callejón de Serrano es casi un verjel, pero sus paredes seguían sucias y vergonzantes como el primer día, cubiertas por los pseudograffitis de jovencitos malaficionados, alguna soflama falangista y manchurrones varios. Hoy, con un cubo de pintura de un color ocre cremoso que sobraba de una obra vecina, un rodillo y cinta de pintor, he acotado unos seis metros y me he puesto manos a la obra; consciente de que carezco de toda habilidad manual, el proyecto debía ser ingenioso pero abordable. Estoy contenta : Sobre las pintadas, con la cinta de un ancho de cinco centímetros, tracé un dibujo sencillo y lígero, pinté después - dos capas- todo el muro y, una vez seco, despegué la cinta , esto es todo. Estoy contenta porque se ve atildado y alegre, tiene la huella de mi mano, y recuerda lo que antes fue en un ejercicio de respetuosa memoria urbana. Es más extenso de lo que aparece en la foto pero la perspectiva callejonil no permitía alardes de cámara. Me gustaría continuar hasta cubrirlo por entero. Ya veremos. También he plantado las tres matitas de hierbabuena - paletadas de tierra negra - en un sol y sombra acogedor, y espero que se propaguen con entusiasmo. Justicia Jardinera.
Gracias a las periódicas acciones de Justicia Jardinera, el Callejón de Serrano es casi un verjel, pero sus paredes seguían sucias y vergonzantes como el primer día, cubiertas por los pseudograffitis de jovencitos malaficionados, alguna soflama falangista y manchurrones varios. Hoy, con un cubo de pintura de un color ocre cremoso que sobraba de una obra vecina, un rodillo y cinta de pintor, he acotado unos seis metros y me he puesto manos a la obra; consciente de que carezco de toda habilidad manual, el proyecto debía ser ingenioso pero abordable. Estoy contenta : Sobre las pintadas, con la cinta de un ancho de cinco centímetros, tracé un dibujo sencillo y lígero, pinté después - dos capas- todo el muro y, una vez seco, despegué la cinta , esto es todo. Estoy contenta porque se ve atildado y alegre, tiene la huella de mi mano, y recuerda lo que antes fue en un ejercicio de respetuosa memoria urbana. Es más extenso de lo que aparece en la foto pero la perspectiva callejonil no permitía alardes de cámara. Me gustaría continuar hasta cubrirlo por entero. Ya veremos. También he plantado las tres matitas de hierbabuena - paletadas de tierra negra - en un sol y sombra acogedor, y espero que se propaguen con entusiasmo. Justicia Jardinera.