"Nadie tiene la obligación de leer relatos, y si a uno no le gustan, pues no hay nada que hacer. A quien no le gusten las ostras no se le puede echar en cara, y es irracional condenar a las ostras porque no posean la calidad emocional de un solomillo con pudín de riñones. Igualmente irracional es considerar defectuoso un relato porque sólo es un relato. Es justamente lo que han hecho algunos de los detractores de Kipling. Era un hombre de un talento extraordinario, pero no era un gran pensador; de hecho, no se me ocurre ni un solo gran novelista que lo fuera. Tenía un consumado olfato para relatar historias de un tipo determinado, y además disfrutaba contándolas. Era tan sensato que en los más de los casos se limitó a hacer lo que mejor sabía hacer. Como era un hombre juicioso, sin duda le agradaba que a la gente le gustaran sus relatos, y se encogía de hombros cuando no gustaban." William Somerset Maugham