Eran las tres de la tarde, en la terraza hacía sol y cantaban los mirlos. Una mujer corría bailando entre las esculturas. Miradme, no seais pavas, les decía . Y yo vi como las piezas inescrutables se iban convirtiendo en espectadoras sorprendidas. Ya nunca serán las mismas. Pura vida.
jueves, 14 de mayo de 2009
Sin punto de acción no hay punto de vista
Eran las tres de la tarde, en la terraza hacía sol y cantaban los mirlos. Una mujer corría bailando entre las esculturas. Miradme, no seais pavas, les decía . Y yo vi como las piezas inescrutables se iban convirtiendo en espectadoras sorprendidas. Ya nunca serán las mismas. Pura vida.