Desde las ocho de la mañana hasta las nueve y media de la noche, fui presidenta de mesa en las elecciones al parlamento europeo. Hice dos amigos, conocí apellidos raros, tuve sueño de tres a cuatro, reí a ratos, fuí formal, recibí el voto escalonado de cincuenta monjas, afeé el proceder a los apoderados por parciales y engorrosos, despejé dudas burocráticas a policias, bebí mucho café y comí pastas de sésamo. Pude hacer trampas sin cuento, no las hice. Por asociación de ideas, de ahora en adelante uniré el sésamo al desencanto .