sábado, 8 de agosto de 2009
Allí estaba yo
Hace muchísimos años, Jose Miguel Ullán escribió para El País, "Sin aire el gorrión se muere", excelente crónica, como todas las suyas, de un concierto de Raphael. Del niño de Linares travestido en marqués, se han dicho desde entonces muchas cosas. Por la izquierda y por la derecha, por delante y por detrás, a Raphael le han, hemos, mirado y comentado desde cualquier ángulo. Cuando nos invitaron a escucharle en Palma, pensé que sería apoteósico, divertido y pintoresco - lo fue- y me veía escribiendo agudezas al respecto. Pero la realidad es que no se me ocurre nada nuevo: Bestia escénica, Kitsch, cursilería, Ego, Ego, egocentrismo, perfección técnica, voz, personalidad, falta de swing, fuerza, Ego, Ego, Egolatría, vocación, poderío, anomalía ... todo está ya dicho, y yo no tengo talento para pergeñar sobre Raphael una frase inédita que reluzca en la noche como una daga de Toledo por estrenar, así que me callo y aquí me quedo, estuve allí, disfruté, y voceé "Como yo te amo" a todo pulmón.