El regreso, la vuelta a la cotidianidad me deja exhausta, durante unos días floto, vacía y perdida, sin recuerdos coherentes ni planes de futuro inmediato, cada rincón de la casa me sorprende, no reconozco los olores familiares, ni siquiera recuerdo donde solía guardar la licuadora o si tenemos licuadora. Para no sucumbir ante mi misma, mi perplejidad y mis impotencias que supongo efímeras, he seguido el consejo de Stevenson : "Porque pasar un día tendido en un diván entre un mundo de almohadones puede ser tan divertido como viajar" . Mañana es lunes y puede que me haga conmigo y con la casa.