Querida Edwina, te comprendo.
Dickie era finísimo, un virrey, un conde y un caballero, pero Jawaharlal era muy listo, muy elegante, muy ágil, y muy gracioso.
Dickie te convirtió en Lady Mountbatten y defendió, sin compartirlas, tus extravagancias y tus ideas, ante la reina y ante el parlamento; nunca permitió, sin desconocerlos, que le hablaran de tus amantes .
Nehru te enseñó a mirar al otro lado del espejo, abrió para tí un continente de ideales, y te escribió cartas de amor que merecían música de Cole Porter. Cuando en 1948 abandonábais oficialmente la India, él te regaló una cesta de mangos y el manuscrito de su vida. Tu le diste, para su pueblo independiente, la maletita de Louis Vuitton que contenía todas tus joyas .
Moriste en el Mar, Edwina, al norte de Borneo, era el el invierno de 1960 y aunque enferma, hacías tu ya rutinaria travesia anual entre dos mundos y dos hombres, volvías de Nehru. ¿A quién pensaste que abandonabas más ?,¿Supiste Edwina, que Jawaharlal envió dos destructores de la marina India para que escoltaran tu cuerpo muerto?, ¿Supiste que Dickie ordenó que entregaran tu cadaver a ese mar que a los tres os unía y separaba ?. Ahora que ha pasado tanto tiempo, ¿A quien crees que amaste más?. ¿Les amabas acaso?
Nadie sabe si ellos dos hablaron alguna vez de tí, ni qué pensaban de su raro acuerdo, nadie sabe qué tuviste que ver en el proceso de independencia de la India. Cartier Bresson os delató en esta foto, quizás él supiera, o tampoco.