jueves, 15 de octubre de 2009
Él callejón de Serrano
Yo creía que la tierra plantable del callejón acababa en determinado punto y a partir de ahí empezaba el cemento inexpugnable. Ayer, Felix me hizo notar que no era tal cemento sino tierra acementada por los deshechos de las obras próximas, endurecida pero practicable. Dicho y hecho, nos líamos a picar y conseguimos llegar a la tierra del fondo, arcillosa y empobrecida pero con posibles. Para celebrar el evento, emborrachamos el suelo con tres sacos de mantillo de treinta y cinco litros, tierra negra y abono orgánico. Esta mañana hemos rematado la faena plantando dos madroños como dos soles que en cuanto nos descuidemos se convertirán en seto de lujo. Conmovida por nuestra gesta, una vecina nos ha regalado dos trachelospermum jasminoides - jazmines estrellados - que le sobraban en su jardín. Ya están plantados junto a la parte más sucia del muro para que trepen y cubran a placer. Justicia Jardinera.