jueves, 8 de octubre de 2009

A las puertas del camino

Ana Rosa, Juan, Ana, Alvaro y yo. Llegamos a Roncesvalles con tiempo para asistir a la misa de peregrinos de las ocho de la tarde en la Colegiata. Tres Sacerdotes ancianos ofician entre penumbras una ceremonia en la que de un modo recurrente hablan del individuo, su libertad y sus secretos. Aunque el ritual es castellano, cantan en latín y recitan plegarias francesas. Al final, nos agrupan en torno al altar, bajo el palio de la Virgen de plata de Roncesvalles ,para impartirnos una bendición jacobea que no exige credo, solo la voluntad pura del viaje. Entre los caminantes, nosotros, benditos como ellos aunque un poco intrusos, peregrinos curiosos de fin de semana. Novatos , ilusionados y perplejos, emprendemos mañana el tramo navarro del camino de Santiago, un tanteo preliminar en el que pondremos a prueba las piernas y nuestras buenas intenciones. Yo, como siempre, espero prodigios y milagros .