Nadie sabía entonces que el enemigo estaba en casa de uno. España 1972, en el mundo de la cultura los malos siempre eran los otros.
Los jovenes se amontonaban en las plazas para tirar globos que escribían poemas en el cielo. Se dirigían hacia una sociedad nueva, imaginativa y justa, y parecía que el arte era una categoría moral.
Estaban cambiando el mundo, Llegaría un orden nuevo y en él, todos serían para siempre modernos, iconoclastas y buenos.
¡Qué nostalgia de un entusiasmo al que llegué tarde!.
No se ha repetido en España un proyecto, un instante cultural, tan generoso, tan atrevido y tan vibrante.