Me recuerdo entre naranjos de su mano, segura de su cariño como él lo estuvo siempre del mío.
viernes, 23 de octubre de 2009
Mi padre yace en el fondo del mar y ya sus cenizas son corales
El veintitres de Octubre de 2005 murió mi padre. Fue un señor marrón con el pelo blanco y los ojos amarillos. Olía a tabaco egipcio, a Floyd y a café con leche. De él heredé las manos, el vértigo, las jaquecas, el amor a la literatura y a las ferreterías, el humor, los misterios, una secreta melancolía y la tolerancia. Me enseñó a leer, a escribir a máquina y a integrarme en la naturaleza. Además de la vida y tantas cosas, me regaló Homero, Kant, Kipling, Shakespeare, Valle Inclán, Lorca y El Tesoro de la Juventud. Me enseñó el valor de la memoria y, siendo juez de profesión, quiso enseñarme a no juzgar.