Los vecinos no son irrelevantes. Ayer, en Flores Pili me cruce con Mariana, nuestra Holly Golightly del Viso. Vive en el mínimo ático con máxima terraza y gracias a ella la escalera mantiene un perfume a jacintos y nardos que por las noches se mezcla con su Je reviens de Worth.
Mariana tiene 29 años pero ha vivido más de siete vidas. Nació en Ibiza, de parto natural con comadrona turca en una habitación pintada de rosa fucsia mientras en el cuarto de al lado, su padre peruano tocaba la flauta andina con tres amigos. Debe su su nombre a Marianne Faithful de quien su madre, una chica de Murcia, fue cocinera o asistente personal. La separación de sus padres le pilló con cinco años recién cumplidos, y pronto se vió en Kerala viviendo en errática libertad con su padre quien al parecer la había secuestrado. Seis años después, su abuelo Paco consiguió, para bien o para mal, encontrarla, quitarle el kohl y los aretes, y llevarla con ellos a Lorca. Por entonces su madre había muerto en extrañas circunstancias relacionadas con alguna droga.
Mariana recuperó su español, conservó el inglés y se adaptó con naturalidad y buen caracter a la vida murciana, colegio de monjas y arroz caldoso. Del padre y su flauta andina no se supo más, pero Mariana recuerda con cariño las noches de Cochín, los olores intensos, y la comunidad cosmopolita en la que vivían; como mantiene, sin tristeza, el recuerdo único de su madre en la playa con bikini rojo, y, definitivamente, adora a sus abuelos, Paco y Choni. También quiere a sus primos de Cieza, al médico que le operó de apendicitis, a todos sus exnovios, a las amigas del colegio, al frutero de la esquina y al lucero del alba.
No estudió mucho pero pronto aprendió a bailar kathakali, a trabajar en cualquier cosa y a hacer amigos en cualquier sitio. Un día, llamó a la puerta de Marianne, la genuina, y ella le invitó a pasar una temporada en su casa, le presentó al Who is Who cosmopolita y la colocó en casilla de salida. Mariana se convirtió sin esfuerzo en la mejor masajista ayurvédica del circuito internacional.
Sus dedos mágicos y su encanto la convirtieron en masajista privada de un grupo japonés de rock, ahora solo les atiende durante sus giras ; Fue masajista en residencia de unas princesas de Dubai a las que cambió el cuerpo y el estilo, con las princesas pasa los meses de Enero en Gstaad ; Una joven duquesa - título largo de guión por medio y varias efes - la contrató a tiempo completo tras un viaje de descubrimientos en la India, se hicieron muy amigas y Mariana sigue viviendo con los duques y masajeándoles dondequiera que estos pasen sus vacacionesde verano.
Tuvo un novio americano que era iluminador de cine y vino a rodar en España. De su país de origen, Mariana solo conocía Ibiza y Murcia. Con acento de la Lorca más profunda, un tipito de cuarenta y nueve kilos, pelo negro rapado al uno, pestañas infinitas y vestuario vintage de Tokio, llegó con Richard por primera vez a Madrid, en Primavera. Rompieron en Aranjuez en Diciembre pero, por razones que no acierta a expresar ni yo a comprender, Mariana se enamoró de esta ciudad y quiere desenterrar aquí sus raices dispersas. Desde el pasado Enero es, Je reviens, nuestra vecina a tiempo parcial, la puerta abierta a cualquier confidencia, la alegría de la casa.