Hace unos días fuimos al cine Renoir de Martín de los Heros, llegábamos con demasiado tiempo y entramos un rato en la librería Ocho y medio que está enfrente. Como su nombre y situación sugieren, hay poco literatura y mucho cine, hay también sillones cómodos, una barrita en la que ofrecen café y, al fondo, cuatro anaqueles curiosos en los que autores y artistas conocidos han seleccionado sus libros favoritos. La idea es bonita y reveladora, permite entrar en una esquina de la casa y del pensamiento de otros, no solo habla de sus gustos sino que nos incita a especular, ¿por qué habrán seleccionado justo esas obras?, ¿qué nos quieren decir o qué imagen quieren dar de sí mismos?. Entre unos y otros, llegué a la balda de Jose Saramago quien había elegido cuatro libros. No recuerdo los otros tres pero el cuarto me sorprendió, yo que me las doy de tan leida no había oido jamás el título, Ulenspiegel, ni el nombre de su autor, Charles de Coster. La edición era antigua y cuidada , el precio justo, me hice con él.
Charles de Coster nació en Lieja y escribió siempre en flamenco, por lo que tuvo una difusión tardía. La acción transcurre en Belgica y en el siglo XVI, es una épica chusca y disparatada con posibles interpretaciones simbólicas, sabrosa comida por medio - Ay, los salchichones de Gante -, y mucha leyenda centroeuropea subyacente. Es entretenidísimo y estoy encantada con el hallazgo.
Buscando en Google, he encontrado la tumba de Coster en Bruselas, hago notar que el personaje que en ella aparece, no es el autor, sino su heroe, Thyl Ulenspiegel.
"Escucha amada mía, es la hora silenciosa del mediodía, cuando el labrador está en su casa viviendo de sopa, ¿No viviremos nosotros de amor ? ".