miércoles, 18 de noviembre de 2009

Koán pollensín

A las siete de la tarde, que ya es noche, iba yo hacia la ferretería. Tomé el atajo de un callejón sinuoso, mis pasos resonaban solitarios, levanté la vista y pude leer en la penumbra el planteamiento de una vieja duda: Abans de la Fe. Si, antes de la fé ¿qué había?, paré en seco como si hubiera recibido una señal, empecé a pensar en San Agustín, en Pascal y, por lo mucho que me ataño, en mí misma. Antes de la Fé, ¿Qué había?, levanté de nuevo la vista, y, más arriba encontre un rótulo bastante nuevo que rezaba: Carrer de R. Picó y Campamar. Inesperada respuesta que funcionó tan divinamente - y uso el divinamente con propiedad - como un Koan Budista.