Por las noches, leo hasta muy tarde, y en invierno me dirigo hacia el sur.
Este, de T.S. Eliot, es para mí, el modo de vida más elegante y placentero.
Aunque la cosa, a veces se complica.
Como ayer hacía frío de invierno, decidimos dirigirnos hoy hacia Valencia.
Por la noche, yo era muy feliz, leyendo a Joachim Gasquet hasta los avisos del alba. Tres horas después, mi despertador cacareaba implacable porque nos esperaba el tren Alaris de las once de la mañana .
Y aquí me veo, adocenada, por seguir a Eliot, perdida la compostura y la elegancia, traquetreando a la altura de Albacete, mientras doy cabezadas, sobre un café con leche, sin tostadas. Proposito de Enmienda: no debo tomarme la poesía, a la tremenda.