sábado, 26 de diciembre de 2009

¿Me habrá visto alguien?

Me desperté a las tres de la mañana, por el calor y por el humo que el viento soplaba de vuelta a la chimenea, apenas podía ver la pared de enfrente con su cuadro del viejo puerto, mis ojos adormilados escocían y empecé a carraspear . Me levanté y separé los troncos para mitigar su llama pero el humo seguía entrando a bocanadas, fuí al cuarto de baño y empapé una toalla; con ella, uno a uno , fui envolviéndo los tres troncos y tirándolos por la ventana. Me asomé a la ventana y ví el suelo lleno de brasas, brasas pertinaces también en la maceta de hortensias y entre la esparraguera. Bajé y, movida por una aprensión irracional me puse a regar en camisón el suelo de piedra y las macetas en peligro, bajo una lluvia fina que no me parecía capaz de apagar el potencial y destructor incendio.
Una vez resuelto el desaguisado y colmadas todas mis imágenes del ridículo, salí con las perritas a dar un paseo romántico, en bata y con botas de pocero, por el camino a Lluch. Ví una estrella fugaz, las sombras de la luna y un buho blanco. Iba viendo la noche y cómo llegaba la mañana.