"Cuando se viaja por Judea, de pronto un profundo hastío se apodera del corazón; pero cuando, al pasar de soledad en soledad, el espacio se extiende sin límites delante de uno, poco a poco el hastío se disipa, se siente un terror secreto que, lejos de abatir el alma, infunde valor y eleva el espíritu. Unas características extraordinarias descubren por todas partes una tierra marcada por los milagros. El mismo Dios habló en estas orillas: los torrentes secos, las peñas hendidas, las tumbas entreabiertas, atestiguan el prodigio: el desierto parece aún mudo de terror, y se diría que no se ha atrevido a romper el silencio desde que oyó la voz del Eterno". François René de Chateaubriand miércoles, 30 de septiembre de 2009
Itinerarios
"Cuando se viaja por Judea, de pronto un profundo hastío se apodera del corazón; pero cuando, al pasar de soledad en soledad, el espacio se extiende sin límites delante de uno, poco a poco el hastío se disipa, se siente un terror secreto que, lejos de abatir el alma, infunde valor y eleva el espíritu. Unas características extraordinarias descubren por todas partes una tierra marcada por los milagros. El mismo Dios habló en estas orillas: los torrentes secos, las peñas hendidas, las tumbas entreabiertas, atestiguan el prodigio: el desierto parece aún mudo de terror, y se diría que no se ha atrevido a romper el silencio desde que oyó la voz del Eterno". François René de Chateaubriand