lunes, 28 de diciembre de 2009

Quien ha sido rey en Narnia siempre será rey allí.

Esta avenida de Middelharnis que pintó, probablemente en 1689, Meyndert Hobbema , es - más que la prolija nevada de Brueghel- la precisa imagen de mis súbitos inviernos, cuando algo en mi interior - cuatro palabras por evitar otras dos que habrían sido más certeras pero sonaban cursi: mi alma, ¡ay, Dios! - se convierte en la Narnia de la Bruja Blanca donde siempre era invierno y nunca navidad . Y ya que la melancolía y el frío espiritual me han llevado a C.S. Lewis, puedo llegar también a su " La experiencia de leer" de 1961, y a su buen consejo: Nuestro proceso de crecimiento debe valorarse por lo que ganamos, no por lo que perdemos; haber perdido el gusto por los prodigios y las aventuras no es más digno de celebración que haber perdido los dientes, el cabello, el paladar y, por último, las esperanzas. ¿Por qué se habla tanto de los defectos de la inmadurez y tan poco de los de la senilidad ?.